viernes, 5 de septiembre de 2008

El último día de clases...

Foto por Armando Peña

La tarde en la que supé que habìa terminado la carrera, festejé durmiendo... no fuí a beber con los amigos como lo teníamos planeado desde horas antes, nos fuímos a casa solos, sólo a dormir, la mejor celebración después de días enteros sin dormir es el reencuentro físico entre la piel de nuestro cuerpo y las sábanas de nuestra cama, la cama propia, y no es que demerite el sillón de mi amigo o la alfombra de pasto sintético de la maqueta... En verdad es que ese día se me olvidó que yo acostumbro dormir desnuda y que odiaba el frío del contacto directo de la sábana.

Me llenaron de abrazos y felicitaciones...? ...No... pero sin duda me llené de orgullo propio, porque me supé capaz de enfretar y ganar retos que creí lejos por la tristeza y el fracaso confuso que no sólo me regresó el pie que ya tenía fuera, sino que me hizo dar dos pasos hacía atrás... debo decir que, al menos, no perdí camino por el recordatorio constante de mi padre de que la meta a seguir era terminar la carrera, de que ese era el único punto en el mapa...

En el camino supé que no sólo había una meta... sino que durante el camino había obstáculos muy fuertes y muy altos... tuve que aprender a manejar mis egoísmo, mis tiempos y a respetar el de los demás, es tan difícil un trabajo en equipo, es tan difícil ver reflejados los defectos de uno mismo en otra persona y no aceptarlos como en uno mismo... es que mis mejores amigos dejaron de serlo mientras trabajamos... para convertirnos en gritos, reclamos e intolerancias, y me dispongo a mencionar claramente "mentadas de madre".

Sin duda una de las mejores cosas que aprendí en esta carrera es a acrecentar mi empatía y mi compresión... dejé de lado mi perfeccionismo inexistente para compartir los errores bien acertados en cada trimestre, aprendí a confiar en gente que no era yo -vaya que eso me costó mucho trabajo- en los últimos y más importantes momentos, también agradecí una que otra mentada de madre o una cachetada con guante blanco, aprendí que el café crea adicción, que amo los chocolates a las 3 a.m. y que la siesta más chida fue con mi equipo en la camioneta de uno de ellos, dormí en la misma camioneta con el mejor equipo y con los dos mejores amigos...